Es relativamente fácil detectar a los perfiles tóxicos. Son trabajadores que de alguna forma contagian malos hábitos en los equipos y enturbian el ambiente laboral. No tienen por qué hacerlo de forma intencionada, pero el impacto negativo es el mismo. Lo ideal es detectar a estos perfiles en el propio proceso de selección y así evitaríamos todos los problemas. Pero a veces identificarlos no es tan fácil y hasta después de un tiempo no vemos el problema.
Cuando la persona ya trabaja en la empresa hay que detectar en qué caso nos encontramos. ¿Se trata de algo puntual? Todos podemos pasar por un momento tóxico. El verdadero problema es cuando la persona este comportamiento perdura. Aunque el motivo inicial que provoca la actitud negativa se resuelva, el individuo encuentra otra justificación a su comportamiento. No hay ninguna intención de mejorar la actitud tóxica.
Es aquí cuando el problema acaba en el tejado del responsable de recursos humanos o la gestión de personas. De inicio, debemos entender que el trabajador tóxico puede estar en cualquier departamento o escala. Puede ser directivo o tener el puesto de menos responsabilidad de la organización. En general es difícil identificar las características comunes de un empleado tóxico, ya que existen varios perfiles que pueden entrar dentro de esta categoría. Veamos algunas de las más habituales en las empresas.
Los perfiles tóxicos más habituales en las empresas: la estrella del equipo
No es que quiera destacar y esto sea malo, es que para hacerlo necesita infravalorar al resto del equipo. Se dedica a minar la autoestima de sus compañeros. Está en constante búsqueda de reconocimiento y el aplauso. Los demás ven cada vez más dañada su autoconfianza y empiezan a tener miedo a aportar ideas.
¿Cómo mejorar la situación? Se recomienda moderar la atención que recibe la estrella. Que no sea el único empleado que contribuye. Básicamente la idea es que el resto del equipo también tenga la oportunidad de tener el papel protagonista.
El rey de los debates
Son perfiles con los que ninguna indicación es fácil, todo este sujeto a debate. Su forma de digerir una tarea es darle vueltas y más vueltas. Eso hace que la dinámica sea menos productiva y lenta. El problema es que no solo pierden su propio tiempo, sino también el del resto del equipo. Les gusta debatir con otras victimas y distraen a los compañeros.
¿Posibles formas de solucionarlo? Estos perfiles reaccionan mejor ante indicaciones por escrito, que de forma hablada. Así pueden “digerir” la tarea sin alterar al resto. Además, es necesario darle un plazo de tiempo para que sea consciente de que es su responsabilidad finalizar todo dentro de un plazo.
Los perfiles tóxicos envidiosos
Quizás es el peor de todos, ya que tiene difícil solución por parte de la empresa. Son perfiles que difunden críticas y chismes falsos por la empresa. Lo peor es que provoca un efecto contagio y otros empleados responden a esta información con datos contradictorios. Cada vez es más difícil saber qué es cierto y qué no. Sobre todo, hay que tener cuidado para que no se atribuyan méritos de otras personas.
El que se ahoga en un vaso de agua
Una cosa es quejarse de vez en cuando, por ejemplo, cuando hay un pico de trabajo. Y otra muy distinta es el que se queja por sistema ante cualquier mínima tarea. Lo utilizan como una forma de chantaje emocional para que sus compañeros le ayuden. Son perfiles relativamente inofensivos, salvo cuando llegan a un punto muy extremo. Lo mejor es comunicar de forma clara que temas son su responsabilidad y no debe delegar.
El que nunca traslada un conflicto
Para el jefe es un perfil fantástico: nunca da problemas y siempre dice que si a todo. Pero para todo su equipo es una pesadilla, bloquea los problemas y no los soluciona. Conclusión: el equipo cada vez esta más sobrecargado y los problemas van a más.
Solución: en estos casos hay que trabajar la comunicación y la confianza del jefe de equipo. Hacerle entender que no hay que decir siempre que si y que un buen líder también sabe decir que no cuando está justificado.
El enchufado, alias “el hijo de”
Seguro que a todos nos viene alguien a la cabeza después de leer el título. En casi todas las empresas hay un intocable. Una persona que ha entrado en la empresa sin pasar por el proceso de selección habitual. Muchas veces son profesionales tan válidos como cualquiera. Pero lamentablemente también hay algunos que aprovechan su situación ventajosa para hacer sentir mal a otros empleados. Sus víctimas, ante la frustrante situación, acaban marchándose de la empresa. Lo cual puede suponer una importante fuga de talento para la organización.
Hay muchos otros perfiles que pueden encajar dentro de trabajadores tóxicos. No solo son profesionales poco productivos, sino que afectan gravemente al ambiente de trabajo y al resto del equipo. Una de las formas de mejorar nuestra capacidad de atraer talento y fidelizar a buenos empleados es a través de medidas de salario emocional. Como son la flexibilidad horaria, el teletrabajo o la retribución flexible o beneficios para empleados.
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